Hoy, 14 de febrero de 2014, el gobierno tiene previsto aprobar en Consejo de Ministros la nueva ley de Propiedad Intelectual, la más dura y a medida de los “lobbies”. Una ley que se suma a la vergonzosa ley de Seguridad Ciudadana y otros despropósitos. Un nuevo clavo en el ataúd de nuestras libertades.
Pero que nadie se equivoque. Esta protesta no es por el P2P, ni por quererlo todo gratis ni porque creamos que los autores no deban vivir de sus creaciones.
Esta protesta es porque esta nueva ley es una gota más dentro del mar de injusticias que este gobierno y sus amigotes están cometiendo contra todos: represión de manifestaciones pacíficas, imposición de leyes dogmáticas sobre el cuerpo de las mujeres, persecución de los activistas, connivencia en la tragedia de muchas familias desahuciadas y en las muertes de inmigrantes en nuestras fronteras, precarización del empleo y destrucción del tejido productivo.
No es la primera y no será la última. Hasta que la ciudadanía no desaloje del poder a los responsables de esta crisis, por acción o inacción, estas expresiones de poder propias de estados autoritarios al servicio de los mercados no tendrán final.
Queremos que se respete a las personas y no se impongan limitaciones artificiales en nuestras vidas, ya sea compartiendo cultura, iniciativas o alimentos. Y mucho menos que se cercene toda posibilidad de recuperación económica, reprimiendo una herramienta clave para el desarrollo como Internet, que supone una nueva revolución industrial a la que, como siempre, España llega tarde y mal.
Mientras otros, como Suiza e incluso el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, empiezan a comprender Internet y empiezan a buscar formas de adaptarse a él, en España se sigue manteniendo la política de prohibición. Las consecuencias de estas leyes, necesariamente, serán que los autores seguirán sin poder ganar dinero con sus creaciones y España acabará incorporándose a las plataformas estadounidenses con retraso y en desventaja. Indirectamente, estos retrasos y el empobrecimiento cultural y económico sólo nos arrastrarán a una crisis peor que la actual.
Por ello denunciamos el atasco tecnológico de una sociedad que necesita avanzar pero no encuentra la forma gracias a una industria inmobilista y un gobierno cómplice cortoplacista y sin visión de futuro. Si en lugar del s.XXI estuvieramos en el s.XIX el gobierno legislaría contra las eléctricas en favor de los fabricantes de velas. Internet no es más que una herramienta y su legalidad está, debe estar, fuera de toda duda, todo depende del uso que se le dé. Nadie puede pensar que se puedan, o deban, prohibir coches, cuchillos o bastones, pero todos ellos causan muertes. La circulación de datos en la red no sólo no causa un perjuicio per se, si no que contribuye a la democratización de la información, a la solidaridad y al desarrollo compartido. Hay multitud de ejemplos que demuestran que el intercambio de archivos es benficioso para el avance de la sociedad.
Queremos dejar claro que no queremos sólo compartir obras, sino conocimiento, cultura y progreso. Exijimos que no se criminalice a la ciudadanía por un fenómeno tan antiguo como la propia Humanidad. Gracias a compartir disponemos de herramientas libres que hacen funcionar gran parte de la infraestructura de nuestra sociedad, nuestros trabajos y nuestro ocio. Por poner un ejemplo, las anteriores revoluciones industriales fueron posibles porque gobiernos como el de la República Francesa se dedicaron a comprar patentes y a liberarlas para todos los científicos del mundo. La restricción sólo sirve para impedir el avance de la sociedad.
Gracias a compartir hemos construido enciclopedias y materiales al alcance de cualquiera, sin importar su origen ni su dinero. Gracias a compartir estamos construyendo nuevos proyectos, nuevas maneras de hacer, que nos llevan a una sociedad más solidaria e igualitaria, sin barreras al conocimiento ni a la cultura.
Como hemos dicho, esto no trata de querer gratis Internet, ni películas, ni nada. Se trata de un gobierno legislando a favor de los “lobbies” de la industria cultural, estableciendo castigos más duros por compartir que en comparación con otros delitos y limitando las libertades individuales de compartir lo que quiera con quien quiera.
Llamamos a la ciudadanía a la lucha y a la solidaridad, a no rendirse ante aquellos que día tras día limitan nuestros derechos y libertades. La ciudadanía dice basta. ¡No más imposiciones!