Durante la campaña y la precampaña electoral surgen a la luz numerosas especies en letargo durante el resto del año. Susodichas especies son el fruto anecdótico de años y años de una concepción de la política equivocada (siempre desde mi subjetivo punto de vista) donde se prima el populismo muy por encima de lo que realmente se debería primar como es el contenido, las ideas y las posturas frente a los dilemas de la sociedad actual.
¿Que porque hemos llegado aquí? Es simple, nuestra democracia actualmente dispone de pocos y oscuros medios de control y supervisión de la clase política. Con el paso del tiempo, ser político ha pasado de ser una tarea de prestigio y sacrificio por la sociedad a ser un negocio realmente rentable. Esto, a su vez, conlleva una especialización de la clase política y una profesionalización del populismo.
Actualmente el trabajo de un político es básicamente el de ganar votos y, por consiguiente, dinero para mantener unas estructuras que les permitan volver a ganar votos en las próximas elecciones. Con esto en absoluto digo que no existan grandes políticos, me consta que existen en casi todos los partidos. Pero éstas personas concienciadas de su cargo, acaban siendo fagocitadas por el ente del que dependen el cual, a la larga, anula su trabajo en pos del populismo y la conquista del voto.